China se resistía el sábado a un acuerdo entre las mayores economías del mundo sobre las formas de medir y corregir desequilibrios económicos globales, rehusándose a que sus masivas reservas de divisas sean utilizadas como un indicador.
Ministros de Finanzas y banqueros centrales del Grupo de las 20 economías más poderosas del mundo buscaban un consenso en una serie de asuntos para identificar los problemas que podrían causar otra crisis financiera global, después de que altos funcionarios fracasaron en su intento por lograr avances en sesiones durante la madrugada, dijeron delegados.
China continuaba rechazando los intentos por usar tipos de cambio reales y reservas de divisas para medir los desequilibrios y quería que las cifras comerciales, y no las cuentas corrientes, fueran usadas como indicador para evaluar distorsiones económicas, afirmaron.
"China y Brasil están rechazando (las propuestas), incluyendo la del tipo cambiario. Algunos países no desean que las palabras tipo de cambio sean incluidas en la serie de indicadores. Esta es la razón por la que las negociaciones están bloqueadas", dijo el ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti.
Un alto funcionario del G-20 dijo que la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, que preside las negociaciones, dejaría el tema de los indicadores hasta la sesión final, con la esperanza de lograr un compromiso de última hora.
"Se ve un poco sombrío por hora, las negociaciones se han vuelto muy políticas", dijo otra alta fuente del G-20. "Pero no estoy diciendo que sea un punto muerto. Los ministros quieren poner algo en el comunicado", aseveró.
La segunda mayor economía del mundo, que esta semana superó a Japón, ha resistido la presión de Occidente para dejar que su moneda se fortalezca sustancialmente y ayude a devolver el equilibrio al crecimiento económico.
De todas formas, Alemania mantenía esperanzas de que las naciones del G-20 alcancen un pacto, pese a la postura china.
"Creo que vamos a llegar a un acuerdo hoy sobre qué indicadores (usaremos para) medir desequilibrios en el futuro, combatir a tiempo las crisis y llegar a un crecimiento equilibrado", dijo a los medios el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble.
Las principales economías emergentes y desarrolladas han acordado sobre algunos indicadores clave, como las deudas y déficits del Gobierno, los préstamos a consumidores y los ahorros privados.
Pero un fracaso en alcanzar un acuerdo específico sobre cómo medir las discrepancias en la economía mundial sería un mal augurio para el proceso del G-20, que tiene la tarea de buscar formas de evitar futuras crisis económicas.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien ocupa la presidencia del G-20 este año, instó el viernes a los ministros a que no se distrajeran por la disputa sobre los indicadores y acojan el hecho de que China haya accedido a realizar un seminario del grupo sobre una reforma al sistema monetario internacional en Shenzhen para fines de marzo.
"Quiero evitar que sus debates queden empantanados en interminables discusiones sobre estos indicadores, que distraen de lo esencial", dijo Sarkozy en un discurso.
El mandatario sostuvo que un enfoque conjunto era el único camino a seguir. "Dar prioridad a los intereses nacionales sería la muerte del G-20", manifestó.
Incluso si todos los obstáculos fueran superados, no existen indicios de objetivos numéricos.
"Se hablará del proceso de aplicación de los indicadores hasta abril en Washington", dijo el ministro Schaeuble.
Francia también ha afrontado oposición con sus otras dos prioridades en la presidencia del G-20: una mayor transparencia y regulación los precios de las materias primas y una reforma al sistema monetario internacional.
El viernes, los ministros dijeron que había un acuerdo amplio sobre dos indicadores que miden la deuda pública y privada, pero Francia, y la mayor parte del grupo, quiere una serie completa que cubra no sólo estos aspectos, sino también la cuenta corriente, el tipo de cambio real y las reservas.
El superávit comercial de China se ha reducido, lo que quizás explique por qué prefiere usarlo como indicador.
Constantemente, China ha respondido con fuerza a la presión de Estados Unidos para que permita que su moneda se revalúe más rápidamente.
Pekín ya ha elevado las tasas de interés para combatir la inflación y se queja de que el "dinero caliente" podría desestabilizar a su economía, señalando la impresión de US$600.000 millones de la Reserva Federal estadounidense.
Fuente: Reuters
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