"La inflación en la zona del euro sigue creciendo a un nivel preocupante debido a un fuerte incremento de los precios de las materias primas".
La evaluación es del presidente del Banco Central de Europa (BCE) Jean Claude Trichet y la efectuó en dos oportunidades: julio de 2008 y el viernes pasado.
La paradoja es que en verano de 2008 la economía mundial, ciega a la tormenta que se avecinaba, venía de una década de sostenido crecimiento, mientras que los actuales aumentos se producen en medio de una incierta situación económica internacional.
Así, la inflación subió del 2 al 2, 2 por ciento en diciembre en la eurozona, se encuentra en el 3,3 por ciento en el Reino Unido, alcanzó su máximo nivel en Brasil en seis años, es un tema diario de debate en Argentina y Venezuela, y centro de la agenda oficial de China e India.
"Para garantizar la rentabilidad, los inversores se están volcando sobre las materias primas ya que otras inversiones tradicionales, como los bonos de países desarrollados, ofrecen hoy en día ganancias mínimas ", dijo George.
A los precios de alimentos se suman los del petróleo que se encuentran en su nivel más alto en dos años, rondando la barrera psicológica de los 100 dólares por barril.
Además del impacto que tiene sobre la inflación en general, el precio del combustible ha sido un ingrediente del aumento de los alimentos, por el impacto que tiene en los costos de transporte.
El precio de los alimentos impacta sobre todo a los sectores más postergados de una sociedad.
A más pobreza, mayor porcentaje del poder adquisitivo que se destina a alimentos.
Afuturo, el panorama no es optimista ya que nadie está vaticinando una moderación de los precios en 2011.
Sin solución a la vista
La herramienta más usual para combatir la inflación, el aumento de las tasas de interés, puede tener un impacto contraproducente.
Dado el anémico crecimiento económico del mundo desarrollado, lo que menos necesita hoy EE.UU o la eurozona es un aumento de las tasas.
En los países en desarrollo crearía todavía más volatilidad en sus monedas, ya amenazadas por el interés de los inversores internacionales en ganancias a corto plazo en mercados emergentes.
A esto se suma otro problema, la demanda de alimentos es inelástica: a menos que haya una catástrofe social la gente sigue comiendo.
La herramienta más usual para combatir la inflación, el aumento de las tasas de interés, puede tener un impacto contraproducente.
Dado el anémico crecimiento económico del mundo desarrollado, lo que menos necesita hoy EE.UU o la eurozona es un aumento de las tasas.
En los países en desarrollo crearía todavía más volatilidad en sus monedas, ya amenazadas por el interés de los inversores internacionales en ganancias a corto plazo en mercados emergentes.
A esto se suma otro problema, la demanda de alimentos es inelástica: a menos que haya una catástrofe social la gente sigue comiendo.
En otras palabras, es posible que un aumento de las tasas de interés apenas afecte el precio de los alimentos.
Fuente: América Economía, BBC Mundo
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