No es muy difícil darse cuenta que las cosas están cambiando en el mundo, solo basta leer un poco de por aquí y otro poco de por allá y listo, pero claro, como leí en "Usted S.A." de Inés Temple (libro que recomiendo dicho sea de paso) la realidad cambia, pero los paradigmas quedan.
A que se debe esta frase, muchos creen que los países denominados grandes (G7) estaban llamados a serlos por siempre, pero las tendencias y la realidad nos esta dando a entender que esto esta en proceso de cambio.
Este articulo fue escrito por Alicia García Herrero ( Economista Jefe de Mercados Emergentes BBVA Research) para el diario el País el 26 de junio de este año, una lectura que vale la pena compartir.
Los nuevos dueños del mundo
Las economías emergentes llevan años siendo el motor de la economía global. Antes del estallido de la última crisis ya contribuían más al crecimiento mundial que los países desarrollados pero no eran aún plenamente conscientes de su liderazgo. La crisis los ha hecho despertar y, con ella, su ansiedad por influir en el mundo tanto como se esperaría de su peso económico. El caso paradigmático es China -donde no hay día que pase en el que no se anuncie algún tipo de acuerdo en el que China sube peldaños en la escalera del poder internacional- pero también es cierto de otros países como la India y Brasil.
Quizás uno de los cambios mas importantes de los últimos tiempos sea la práctica sustitución del G7 (hasta hace poco considerada el foro de discusión mas exclusivo e importante del mundo) por el G20. Por si fuera poco, los principales países emergentes dentro del G20 no se han conformado con ser un invitado más en esa mesa tan concurrida sino que han empezado a crear sus propios foros de discusión donde solo ellos están invitados.
El mejor ejemplo es probablemente el de los BRICS, donde –por interés del principal socio emergente, China- se ha decidido ampliar el grupo a un país mucho más pequeño y menos relevante que los demás, como es Sudáfrica. La lectura a extraer de este episodio no solo es que el G7 ha muerto sino que el G1 del mundo emergente, China, no solo cuenta con su propia fuerza sino que también puede buscar el apoyo de los demás. Estos “demás” son ya hoy más de la mitad del PIB por lo cual la balanza cada vez se está inclinando más hacia ese G1 respecto al antiguo G1: los EEUU.
No todo el cambio en la arquitectura financiera internacional es tan vertiginoso como el de las “Gs”. Las viejas economías siguen custodiando bajo llave el poder en el FMI y parece que así va a seguir. Basta con ver quien va –con alta probabilidad– a seguir dirigiendo la institución, por no hablar del irrisorio aumento de cuotas de los países emergentes que está proponiendo la institución (sólo un 6%), si se considera el fuerte aumento del peso de estas economías.
Visto lo visto, no nos debería extrañar que los países emergentes estén desviándose cada vez mas de la vía multilateral e institucional que el mundo eligió tras la Segunda Guerra Mundial hacia opciones mas flexibles donde el peso de los países grandes pueda verse mejor reflejado. Si se le añade que los países emergentes son hoy por hoy los que menos necesitan la financiación del FMI con las reservas astronómicas que han acumulado y su saludable situación fiscal, el FMI va a tener que aceptar ser menos central de lo que lo ha venido siendo mientras Occidente dominaba el mundo.
Fuente: BBVA Research
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